Abril: miedo, pánico… y una gran lección de inversión


Abril fue un mes ruidoso para los mercados. Todo comenzó el 2, cuando el presidente Trump anunció una batería de aranceles a prácticamente todos los países del mundo —incluso algunos habitados por pingüinos. La noticia desató una ola de incertidumbre: los mercados reaccionaron con pánico, el miedo se disparó, y algunas métricas de sentimientos tocaron niveles históricamente altos, especialmente tras el escalamiento de tensiones con China.

Al 8 de abril, el S&P 500 acumulaba una caída del 11,2%, una de las más rápidas y violentas en años. Sin embargo, para fines de mes, el índice cerraba apenas con una pérdida de -0,8%. Y para los primeros días de mayo, las pérdidas se habían borrado por completo.
¿Pasó algo extraordinario? No, no hubo medidas concretas ni cambios estructurales. Lo que sí hubo, fue una moderación en el tono de las autoridades estadounidenses y, con ello, una baja en el nivel de pánico.
Este episodio fue una clase magistral, condensada en solo unas semanas, sobre cómo funciona el mercado y, sobre todo, sobre cómo funcionan nuestras emociones al invertir. Como dijo alguna vez Warren Buffett, los grandes enemigos del inversionista son las comisiones… y las emociones.
Frente a titulares negativos, sentimos la urgencia de hacer algo. Pero actuar desde el miedo suele llevar a malas decisiones. En abril, muchos se refugiaron en activos más conservadores tras los anuncios de Trump, perdiéndose la recuperación y, en muchos casos, registrando pérdidas cercanas al 10%.
CNN publica un “índice de miedo y euforia” que busca capturar el sentimiento del mercado. Al mirarlo junto con la evolución del S&P 500, la conclusión es clara: las emociones son un pésimo asesor de inversiones.

Por eso, es clave ser selectivo con las fuentes de información. Muchos medios dependen de titulares dramáticos para captar atención, aunque eso implique aumentar la ansiedad del lector. Informarse sí, pero con criterio, contexto y sin dejarse llevar por la estridencia.
Y por último, una idea repetida pero siempre útil: perfilar bien las inversiones. Si no somos capaces de mantener el rumbo cuando el mercado tiembla, quizás estemos asumiendo más riesgo del que podemos tolerar.
Invertir es, sobre todo, conocerse. Si no pudimos dormir tranquilos en abril, tal vez el verdadero ajuste pendiente no sea del mercado… sino del portafolio.