Diversificación

Es una estrategia que supone invertir en distintos activos financieros, con objetivo de resguardar el portafolio frente a perdidas inesperada.  

La diversificación es lo contrario al famoso “all in”, una clásica y peligrosa jugada de póker, en que el jugador apuesta todas sus fichas en una jugada. La jugada, en nuestro caso, equivaldría a exponerse a un solo activo o riesgo.   

Si alguien invierte todos sus ahorros, por ejemplo, en acciones de una empresa y aquella compañía quiebra, la persona puede perderlo todo. 

Esta estrategia, que muchos definen como la base para tener un portafolio saludable, supone distribuir los riesgos de manera que existan contrapesos. Es decir, si algunas inversiones obtienen malos resultados, los otros activos puedan sostener la cartera frente a estos resultados. 

Este concepto viene hace muchos años, pero el que lo formalizó fue Harry Markowitz, premio Nobel de Economía de 1990. El demostró que si uno aumenta el número de activos de un portafolio uno puede mejorar las rentabilidades sin incrementar el riesgo, bajo ciertas condiciones. 

Para entender la base de la diversificación, hay que tener en cuenta los 2 tipos de riesgos que existen dentro de los activos financieros:  

  • Riesgo Sistemático/Mercado/No diversificable 
  • Riesgo idiosincrático/Propio/Diversificable 

Los Activos financieros por defecto vienen con ambos riesgos, pero cuando se utiliza la diversificación, se deja de tener presente el riesgo idiosincrásico, que, a modo de ejemplo, es aquel que se genera cuando la empresa tiene un escándalo y la acción comienza a caer. En cambio, el riesgo sistemático viene dado con el mercado como tal y no hay manera de evitarlo.