El Paracaidísta (El Mercurio Inversiones)

La semana pasada fui a un asado y apareció un paracaidista. No, no era una persona que apareció sin invitación, sino que un amigo de los dueños de casa que era fanático de los deportes extremos y que en particular le apasionaba el paracaidismo. Como era de esperar, sus historias sobre qué se siente estar en caída libre a velocidad terminal en distintas partes del mundo fueron el centro de atención del evento.

Conforme fue avanzando la tarde se terminaron las historias repletas de adrenalina y pasamos a hablar de ahorro e inversiones. A pesar de que el giro puede ser anticlimático,resultó ser tan interesante como las historias de sus saltos. Mi nuevo amigo, el paracaidista, tenía prácticamente todos sus ahorros en la cuenta del banco y algo en depósitos a plazos (cuándo se acordaba de programarlos). La razón era que cuando ahorraba invirtiendo en instrumentos de mayor riesgo, estaba constantemente viendo como le iba, y apenas notaba pérdidas sacaba todo y lo volvía a dejar en la seguridad de su cuenta corriente.

Warren Buffet alguna vez dijo que los mercados son “un mecanismo por el cual se transfiere dinero del impaciente al paciente” y, cada vez, esta frase termina convirtiéndose en uno de las pocas verdades irrefutables del mundo de las finanzas.

El paracaidista, probablemente, no tenía paciencia para tener inversiones con un riesgo adecuado. Revisaba la cartola diariamente y se asustaba al ver pérdidas, las que en el corto plazo son normales en los mercados. Su forma conservadora de invertir claramente no tenía que ver con su capacidad de afrontar riesgos, en el más amplio sentido de la palabra.

Los mercados tienen correcciones, incluso en años buenos. Si miramos los últimos 93 años del S&P 500, cada año tiene una media de corrección de 12% y un 93% de los años tienen un momento con correcciones mayores al 5%.

Si uno mira la cartola con menos frecuencia, las pérdidas observadas se van reduciendo significativamente. Con los datos del S&P500 desde 1928, una persona que ve su cartola diariamente tiene un 47% de posibilidades de ver pérdidas; si aumenta el período a un mes, sólo va a ver pérdidas en un 37% de los casos. Y esto sigue mejorando si uno amplía más los tiempos, si mira la cartola una vez al año verá rentabilidades negativas en apenas 25% de las veces y, si es muy paciente y la revisa una vez por década, la posibilidad de observar pérdidas cae a apenas un 7%.

Extremando al ejemplo, si mirara la cartola cada 20 años, como puede ser alguien que ahorra para su jubilación, la posibilidad de ver una pérdida es igual a cero. Este es un juego de pacientes, no necesariamente de adrenalina o inteligencia. Si uno mira menos la cartola y ahorra teniendo la mayor flexibilidad de tiempo posible, las inversiones se hacen menos riesgosas, aunque el camino sea movido y tengamos correcciones en el medio.

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